(Cuarta contribución)
Confesiones sobre la aplicación de TÉCNICAS ERRÓNEAS
para mejorar nuestra ganadería regional.
En 1971, al inicio de mi desempeño en INTA Catamarca, el Ministerio de Salud Pública provincial solicitó mi colaboración como Médico Veterinario. Era para el desarrollo de un proyecto integral en el departamento puneño de Antofagasta de la Sierra. Técnicos de la Dirección Provincial de Agua Potable y, mi esposa, como experimentada Maestra Rural, participaban en el mismo.
Los médicos Drs. Felipe Duarte y Carlos A. Martínez Levalle, pioneros en el estudio sanitarista regional, nos vincularon con los antecedentes conocidos. Una de sus más interesantes observaciones estaba relacionada con la ausencia de casos de desnutrición humana, ligado ello al consumo de proteínas cárnicas proveniente de los ovinos, caprinos y camélidos criados en el área.
Luego de un primer viaje exploratorio a la villa y su entorno, tras una corta reflexión y en una errada decisión, creí conveniente incorporar reproductores "mejoradores" a sus majadas ovinas de tipo criollo regional. Las razas Corriedale y Romney Marsh me parecías las indicadas. Tres errores
se acumularon en esta desacertada elección:
(1) los ejemplares traídos desde la región pampeana tendrían que adaptarse a un ambiente extremo;
(2) al ser de un tamaño corporal muy superior al de los criollos sus exigencias nutricionales también se incrementarían notablemente, tanto para mantenerse como para producir;
(3) muchas enfermedades parasitarias endémicas en la Puna dificultarían su adecuación, e incluso provocarían su desmedro o muerte.
En fin, tomada la iniciativa, solicité donación de algunos ejemplares a las Asociaciones de Criadores respectivas. La respuesta fue magnífica. En el camión de la Estación Experimental viajé hasta Coronel Suárez, en la provincia de Buenos Aires. En la estancia "Huanguelén viejo" nos donaron un hermoso carnero y 19 ovejas PPC Corriedale; luego en la ciudad de Azul, en la Exposición clásica de Romney Marsh de Primavera hicieron un obsequio semejante de una veintena de animales de esta raza de aptitud dual. Recuerdo con emoción el buen trato recibido y la preocupación por el éxito de lo emprendido que manifestaron las autoridades de las entidades ganaderas
Carnero PP Corriedale
Borregas PPC Romney Marsh
Carnero PP Romney Marsh
De inmediato se iniciaron los problemas. Algunos ejemplares mueren por gangrena gaseosa clostridial. Por inexperiencia no pregunté en origen si estaban vacunados recientemente. Al aplicar yo la vacuna pertinente se controló el daño aparecido.
Ya en Antofagasta un ataque de sarna sarcóptica, ectoparasitosis frecuente en las majadas locales, me obligó a bañar por inmersión con Galisan, un clorado aún en uso en aquellas épocas.
En conclusión, la idea de reproducir en aquellas regiones ejemplares de ambientes y razas no adaptadas fue cuando menos apresurada y falta de análisis y experiencia previa. Una acción encomiable por el esfuerzo y la dedicación puesta en ella, pero carente de resultados prácticos.
Pasados algunos años, el odontólogo y andador de los suelos puneños Dr. Omar Barrionuevo, al recriminarme el esfuerzo de estas traslocaciones de ganado, me despertó el interés por estudiar los atributos y bondades de las llamas (y los camélidos en general). Su pertenencia milenaria a estos ambientes altoandinos eran un reaseguro de éxito en la producción de fibra textil, carnes y pieles.
De esta falta de éxito inicial surgió luego el desafío técnico de pensar y analizar previamente los recursos originales con que contamos y buscar el desarrollo a través de ellos.
Mi posterior accionar en el universo caprinero se rigió bajo estos principios.
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(Quinta contribución)
Una comunidad cabritera: LAS PEÑAS, La Paz, Catamarca.
En junio de 1981, los Maestros Rurales Dn. Armando Avellaneda y su esposa, solicitaron auxilio técnico a la Dirección Provincial de Ganadería. Su titular Ing. Agr. Oscar Echeverría convocó a profesionales de su dependencia y de la Faultad de Ciencias Agrarias de la UNCa.
Las cabras madres con chivitos lactando sufrían la escasez alimentaria invernal y los fríos deterioraban la calidad del disminuido alimento forrajero. El diagnóstico fue unánime. Madres casi sin producción láctea, cabritos menores de un mes desnutridos, riesgo de alta mortandad y, como corolario, agravamiento de la situación, ya de por sí difícil, para los minifunfistas cabriteros imposibilitados de ofrecer buenos cabritos a los acopiadores.
Las Peñas es un campo comunero, agrupa una cincuentena de familias rurales; sobreviven de la venta estacional de sus cabritos. Ubicado en el extremo sud de la Sierra de Ancasti e influenciado por el microclima de las Salinas Grandes. La porción serrana abunda en Horco Quebracho, pero su sector de llanura tiende a la aridez esteparia, donde menos de 300 mm anuales, principalmente estivales, riegan sus tierras. El sobretalado de especies arbóreas con destino a la obtención de postes, estacones, carbón vegetal, etc. dramatizó la aridez ambiental. Las vertientes de lomadas son escasas y el baldeo de las represas en invierno agota la provisión suficiente de agua para humanos y animales domésticos.
También se inició la faena invernal de cabritos buscando una mayor independencia comercial de los acopiadores. La ciudad de Catamarca sirvió de centro consumero local. Los cueros de faena dieron otro aporte a la economía familiar, al igual que la "chanfaina" de vísceras y sangre utilizada en los guisos familiares. En resumen, un intento y logro que, con el compromiso de continuarlo dio un alivio económico a las adversidades productivas de esta pequeña comunidad agraria.
LAS PEÑAS ( ampliaciones).
Deseo recordar con satisfacción a los que conformaron ese equipo "casi" interdisciplinario, todos muy sensibles a las vivencias de los criadores caprineros: María Cristina Mórlans, ecobióloga; Horacio Santa Cruz, Alejandro Quiroga y Pablo Sotomayor, ingenieros agrónomos; Jorge Hugo Giménez, geólogo; e Isabel Martínez de Strina, asistente social.
La productividad de un hato caprino de más de medio millar de ejemplares permitió recoger muy importantes resultados cuantitativos con los que guiar la expectativa productiva de los criadores.
Las familias Ríos, Vargas, Carrizo, Romero, Vera y otras recibieron el apoyo continuado. Incluso
planes de salud pública, erradicación de vectores de enfermedades graves como el Mal de Chagas-Mazza, asistencia de un albañil profesional para mejorar las viviendas precarias en sus techos y estructuras de hormigón, fueron concienzudamente atendidos.
Una incógnita permanece en mi consideración final: es posible qu el ganado caprino sea reservorio potencial del Trpanosoma cruci ? Otras especies mamíferas se ha confirmado que lo son.
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